Una de las cosas que más me gustan de leer es reencontrar a viejos amigos. Normalmente, a los autores que he disfrutado ya y que vuelvo a disfrutar en sus nuevos trabajos; a veces, a personajes que conocí en otros relatos y que regresan.
En “La Tumba del Rey” se dan ambas circunstancias, y eso hace que me haya sentido como en casa al leerla. El estilo fresco de Carlota Suárez, junto a la presencia de algunos personajes de su primera novela, “Tinta; una muerte inexplicable” tienen ese efecto de hogar.