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miércoles, 3 de junio de 2015

CÓMO SOBREVIVIR A UN HOLOCAUSTO ZOMBIE

Un saludo, paciente lector.
Hoy me vas a permitir que relaje un poco el tono habitual de este espacio, ofreciéndote un relato corto que nada tiene que ver con lo que solemos compartir aquí.
Se trata de una gamberrada, escrita hace tiempo, a la que le tengo cierto cariño. Una gracia, simplemente. Espero arrancarte una sonrisa con ella.
El viernes seguiremos con El Rencor...


CÓMO SOBREVIVIR A UN HOLOCAUSTO ZOMBIE.

Cualquiera que vea nueve o diez horas de tele al día –es decir, cualquiera- se habrá dado ya cuenta de que el holocausto zombie está ahí, a la vuelta de la esquina.
Hace años, pensábamos que lo iniciaría un experimento fallido de algún científico loco, pero los recortes en I+D han solventado ese peligro, así que es probable que la cosa empiece por los espías americanos que, tras horas y horas de intervenir conversaciones entre Rajoy y Rubalcaba, se conviertan en muertos vivientes y empiecen a morder a la gente.
Sea como sea, conviene estar preparadas. Sí, hablo en femenino, porque esta guía va más dirigida a mujeres que a hombres. Vosotras, chicas, estáis más cerca del peligro zombie.
Lo primero que hay que dejar claro es que no podéis defenderos de un zombie como de un tío normal, un pesado de discoteca o un pagafantas medio. Es decir, lo que hacéis conmigo no os valdrá con ellos. Nada de llamar a un tío más grande –si es un zombie grandote, será el monstruo de final de película o el jefe de pantalla del videojuego- y nada de usar el spray de pimienta. Nada de darles la espalda. Eso os vale con nosotros, y además nos permite miraros el hilillo del tanga, pero con los zombies es inútil.
El vestuario es muy importante a la hora de enfrentarse a un zombie. Chándales horteras, camisetas del Decathlon y en general, ropa tipo Paris Hilton en La Casa de Cera pueden parecer adecuados, porque os permitirán correr rápido y tal, pero no lo son. Los muertos vivientes, que sólo están un paso más cerca de la muerte que los pagafantas, se sienten atraídos por esos tejidos pegaditos y de colores vistosos. Por supuesto, unos leggins de Calzedonia tampoco son recomendables, por el mismo motivo. Es mejor vestirse con ropa de la que se pone vuestra abuela para ir a misa.
En caso de que vuestra abuela use Calzedonia, ya sabéis cómo contactar conmigo.

El lenguaje corporal tiene mucha importancia. Cuando os mováis por las calles infestadas de zombies, en busca de comida, vehículo o cualquier otro recurso básico, como esmalte de uñas, olvidad esos contoneos de cadera tipo “voy a llevar al límite el elástico del tanga” y esa espalda recta.
Los zombies os distinguirán en seguida.
Lo importante es parecer uno de ellos. Así que fijaos bien en los muertos vivientes que os rodean. Si son ochenteros, ya casi viejunos, andarán encorvados, con los brazos colgando a los lados y las articulaciones laxas. Vuestra manera de caminar ha de ser la misma que cuando salisteis del after tras la despedida de soltera de la Jenny, ni más ni menos.
Ahora bien, si los zombies son más de la última década, y esto lo sabréis porque llevarán ropa más indie y bolsitas mariconeras para el ipod, son zombies rápidos, capaces de husmearos a distancia y de saltar por encima de coches, trepar por farolas y trabajar en equipo. En ese caso, hacedle una caídita de pestañas al tío más cercano y que vaya él a por lo que haga falta.
En todo caso, no pocos comics y pelis de serie B nos han enseñado que husmear es muy de zombie, nos encuentran a menudo por el olor. Y a las mujeres, por el olor que delata que tenéis el periodo. Otra putada de la regla. Si estáis en esos días durante el holocausto zombie –ningún mal viene solo- sustituid el tampón por un AmbiPur para que no os cacen.

Es importante encontrar un lugar donde hacerse fuerte, refugiarse de los millones de zombies que llenan las calles de Nueva York –o de un pueblo pequeño de Cáceres, siempre vienen a millones aunque la población anterior del lugar fuese de cuatro abuelos y siete vacas-, encontrar armas y provisiones.
La mayoría de la documentación existente nos lleva aconsejaros un buen centro comercial como refugio. Hay de todo, en grandes cantidades, y además la mayoría de las veces ya estáis dentro, así que será fácil.
Una vez atrancadas las puertas del centro comercial, reunido el material, encontradas algunas armas capaces de acabar con cualquier tío –sección de caza, chicas, no de lencería por esta vez- y afianzada la posición en la azotea, no queda más que aguantar el tipo, disparar a la cabeza de unos cuantos tipos que se colarán por salidas de aire o treparán a la azotea, y esperar que venga el héroe a rescataros.
Como la mayoría sois chicas, esto puede pareceros machista, lo de esperar a un héroe de acción todo loco que os libere, pero algunos cálculos estadísticos realizados tirando dados de juego de rol indican que será la Mila Jojovich, así que tranquis.

En cuanto a los hombres, os daréis cuenta de que os he obviado en esta breve guía, pero tiene una clara explicación.
Como es bien conocido, los zombies se alimentan de cerebros. Estamos perdidos, en general, ni siquiera trataremos de defendernos. Todo el mundo sabe que pensamos con el miembro, y aún no se ha visto a un hombre defenderse cuando alguien viene a comerle la polla. 

10 comentarios:

  1. Jajajajajajjajaja... No sabía de esta faceta tuya, Jose... Ha estado muy gracioso y el final (que yo lo hubiera puesto igual) es todo un triunfo. Jajajajajaja... Gracias por hacernos reír un rato.

    Un saludo.

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    1. Es una faceta que exploro poco, pero de vez en cuando me gusta, por relajar, ya sabes... Un abrazo.

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  2. Muy bueno, enano. Me has hecho de reí ;-D

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  3. Jajajaja. ¿Éste es el que publicaste hace unos años en otro blog? Ya sabes que mi memoria es un poco más que lamentable, así que si lo es, no importa, me he reído como si no lo hubiera leído nunca :) Un abrazo!

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    1. Ya tiene sus añitos, sí... pero como lo zombie está tan de moda, me pareció buena cosa recuperarlo. Un abrazo.

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  4. Me siento como si fuese Navidad y estuviera en un anuncio de turrón. ¡Y qué regalo! Éste apocalipsis zombie lo leí en alto a mi recua de adolescentes - Mecagoentús incluido - hace un tiempo ya y nos reímos un buen rato. Recuerdo haber dicho en algún sitio que me gustaban mucho tus historias de juerga. Me siento en casa. Gracias.

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    1. Jajaja, qué tiempos. Ya colgaré alguna otra gamberrada del estilo entre Rencor y Rencor.
      Un abrazo.

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Ya podéis comentar tranquilos, sin palabras ilegibles ni más trámites. No os cortéis, vuestras opiniones me vienen muy bien.

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