Hola,
paciente lector.
Si
has leído mis relatos y novelas ya sabes que admiro sin paliativos a
Stephen King, y hasta me he atrevido a analizar su obra en algún que
otro artículo.
Pese
a ello, puede que te parezca exagerada mi propuesta para que sea
galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Bueno, te explico mis
razones y tú decides si estás de acuerdo.
Como
ya sabes, estos premios fueron instaurados por el industrial Alfred
Nobel en su testamento, y se preocupó de dejar un buen fondo
económico para que la cosa durase en el tiempo. Dice en ese
testamento que los premios de literatura irán destinados a “la
persona que haya producido la obra más sobresaliente de tendencia
idealista dentro del campo de la literatura”.
Tendencia
idealista.
Me
atrevo a interpretar esto como la preeminencia de las ideas, de la
imaginación, sobre lo percibido como real. El mundo como algo que no
existe más allá de la mente humana. Imaginación. Esa forma de
magia que los grandes escritores realizan con su trabajo. Y el
maestro Stephen King es todo un ejemplo de ello.
No
propongo que se le otorgue el premio por haber escrito mucho (ni me
atrevo a poner el número exacto de libros porque puede haber sacado
otro en lo que yo escribo esto) sino por el impacto de su obra. Sí,
impacto. Claro que no ha cambiado las reglas de la literatura. Claro
que no ha provocado un vuelco social o un debate universal sobre
temas de interés para la Humanidad.
No.
Ha convertido a cientos de miles de personas en lectores. Tan simple
como eso.
Al
igual que otros grandes autores de terror y fantasía, King es de
esos trabajadores incansables que hace fácil y ameno el leer. Mucha
gente se ha acercado a la literatura por él, y no pocos de los que
ahora escribimos, con más o menos talento, hemos empezado a hacerlo
porque queríamos ser como él.
Algunos,
muchos, habrán pasado a otros géneros literarios que pueden
considerarse más sesudos e intelectuales, sea como escritores o como
lectores. Otros, me incluyo, seguimos queriendo ser como él, contar
buenas historias que emocionen, que provoquen pesadillas, que nos
hagan creer que la magia, el bien, el Gran Blanco, existen. Que hay
monstruos y pueden ser vencidos.
Si
esto no es influir en la vida de las personas, no sé qué es.
Cuando
Sinclair Lewis recibió el premio en 1930 fue “por
su arte vigoroso y gráfico de la descripción y su capacidad para
crear, con ingenio y humor, nuevos tipos de personajes”. En el 37
se le concedió a Roger Martin por «el poder artístico y la verdad
con los que ha representado los conflictos humanos, así como algunos
aspectos fundamentales de la vida contemporánea en su ciclo de
novelas Les
Thibault»;
a Maurice Maeterlinck en 1911 «en reconocimiento a sus actividades
literarias multilaterales, y especialmente de sus obras dramáticas,
que se distinguen por una riqueza de imaginación y una fantasía
poética, la cual revela, a veces con el aspecto de un cuento
de hadas,
una profunda inspiración, mientras atraen los propios sentimientos
de los lectores y estimulan su imaginación de una forma misteriosa».
Razones todas ellas para dárselo a King.
Sus
lectores sabemos que King es el maestro del terror cotidiano. En sus
relatos no sólo hay monstruos y fantasía, sino un análisis de
nuestra vida diaria, de nuestra infancia y cómo nos convertimos en
adultos, del acoso escolar, las inquietudes de la ancianidad, la
relación de la persona individual con el sistema de poder y una
constante reflexión del escritor sobre sí mismo y la literatura, y
de su relación con el mundo.
Por
supuesto, también hay fantasmas, vampiros, hombres lobo y brujos
malvados. Eh, son divertidos.
Imaginemos
que Stephen King no te gusta. Escribe de forma demasiado llana, es
como hablar con alguien de la calle. No tiene grandes recursos,
produce demasiado rápido para hacerlo con calidad... bueno, he
escuchado todos esos argumentos antes. Yo lo llamo ser cercano. Lo
llamo depurar lo escrito hasta hacerlo accesible a todos. Lo llamo
voluntad de trabajo.
Pero
aún aceptando todo lo anterior en su contra, te pido que pienses en
todos aquellos que se dedicaron a la literatura porque se engancharon
a King y su obra. En todos los libros y relatos que existen porque él
enamoró a sus autores.
En
un universo paralelo en el que King no hubiese escrito sus novelas,
la literatura habría perdido cientos de escritores actuales y
millones de lectores, suyos y de quienes escriben, escribimos,
influidos por él. Sería un mundo más triste y vacío, y por eso
creo que merece el Nobel.
Si
estás de acuerdo, por favor firma la petición y difunde para que
otros lo hagan.
Gracias,
paciente lector.
Gracias,
señor King.
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