viernes, 28 de noviembre de 2014

viernes, 21 de noviembre de 2014

EL RENCOR DE LOS DIOSES VIVIENTES. DIEZ.

https://www.youtube.com/watch?v=YRO5YFM9I_c


10
Extramuros

Fernando acumuló la leña en forma de pirámide, como le había enseñado su tío, mientras éste trazaba algunas marcas con su navaja en una de las ramas. El frío era intenso, como correspondía a la segunda semana de noviembre, y el niño no tenía muy claro qué sentido tenía esa excursión.
Sebastián guardó la navaja en su bolsillo y entregó el leño marcado al niño.
-Frótalo con los otros. Tienes que encenderlo.

viernes, 14 de noviembre de 2014

EL RENCOR DE LOS DIOSES VIVIENTES, NUEVE.






9
Intramuros
El poder es un tesoro extraño, pues crece cuanto más se gasta. Quienes lo atesoran sin mostrarlo como avaros que guardan su oro en sótanos oscuros corren el riesgo de parecer débiles y por tanto, vulnerables, a los ojos de otros. Sin embargo, algunos derrochan ese poder, hacen de él una bandera visible para todos, y así demuestran tanto su fuerza como su capacidad de ejercerla sin que se agote. Como un hombre con un arma en la mano, se muestran peligrosos y fuertes.
Binah conoce esta verdad acerca del poder y no duda en emplearlo cuando tiene ocasión.
Por eso no espera a que el dirigible llegue a la torre de embarque. Ordena abrir las compuertas de la cabina y sale al exterior, mostrándose ante su ejército. Con un paso suave y calculado abandona el vehículo y se queda suspendida en el aire, flotando, descendiendo despacio a la vista de todos. Sus brazos, ligeramente separados del cuerpo, con las manos abiertas hacia fuera, parecen ofrecer un abrazo protector a los soldados, aún conmocionados por el espectáculo de la mágica niebla.

viernes, 7 de noviembre de 2014

EL RENCOR DE LOS DIOSES VIVIENTES. OCHO.





8
Intramuros


El amanecer en la Ciudad es demasiado hermoso como para pensar en ruinas y sangre. La luz tiene algo de líquido, algo de dorado neblinoso mientras se desliza sobre la piedra antigua, en un reencuentro diario entre materia y energía que no por cotidiano pierde lo que tiene de milagroso. Cúpulas titánicas reciben la caricia de la luz y las torres inmensas cumplen su deseo de tocarse con el cielo un día más; vidrieras y rosetones multiplican los colores del mundo, como si los creasen cada mañana, como si un nuevo día fuese otra oportunidad de diseñar paraísos eternos.